Una razón suficiente

Memoria y destino

Las palabras llegan al mundo provistas de color y contorno. Sus sonidos son senderos que definen puntos de partida y puntos de llegada; se podría decir que nacen con memoria y destino. Nos permiten acariciar sus texturas antiguas, y cruzar en el mismo instante los umbrales que levantan sobre las columnas pacientes de materialidad inmóvil.

Es por ello que escuchamos susurros de historia en las estatuas silenciosas de mármol; percibimos la línea de nuestro idioma como una calma inquieta en los dibujos, los grabados, los murales y las pinceladas frenéticas del pasado. Pero a la vez, como seres ajenos al tiempo, nos hablan sin precauciones innecesarias de los días por venir. 

Las ilustraciones de Juliana son respuesta visual de un asombro, un misterio, un murmullo. Y en esta exposición, de forma más especial e íntima, son la resonancia lógica de su vínculo con un libro atado a su más entrañable realidad: Luis Alberto, el padre, ha escrito como quien comete la osadía de dibujar con verbos. Son entonces, testimonio de antes y después. Estas imágenes no pueden desprenderse de los párrafos que trazan y matizan. Ambos –libro e ilustraciones– nacieron con memoria; y ambos son, en su atrevimiento singular, un relato único e indivisible que llega a nosotros, pero que al mismo tiempo inicia su camino. 

César Augusto Jaramillo Zuluaga